23.2.12

01


Mientras iba de tu mano hacia la montaña unos días eran fuego y otros eran llamas.
La promesa que en la cima nos aguardaba.
Pero una vez allí las nubes no nos dejaban ver el suelo, y una sensación que tuve fue miedo.
El camino de bajada era más estrecho. Se podría decir que era una bajada a los infiernos.
Te pedí que me guiaras cuando estaba ciega. La montaña fue quien respondió con eco, un eco que reproducía exactamente mis lamentos, los sueños que una vez tenía y ya no tengo.
Un camino de torturas y de sufrimiento que me ha traído donde ahora sigo muerta, rezando para que alguien me levante del suelo donde estoy abandonada.
Así que te pedí lo menos y no quisiste darme nada, y ahora que ya no te quiero, me llamas.

12.1.12

01


Si encuentras a una persona así, alguien a quien puedas abrazar y con la que puedas cerrar los ojos a todo lo demás, puedes considerarte muy afortunado. Aunque sólo dure un minuto, o un día.