Qué pobre me resulta tu dolor. Qué pereza da tu estúpida ambición. Me saturan tus palabras, me sonroja tu ignorancia y me parece tan pueril que quieras hablar de cosas que jamás te van a pasar.
Mira, tu vida es aburrida, no te esfuerces en encubrirlas con patéticas mentiras. No entiendo a quién pretendes engañar con tu pose supervista y tu dialéctica sofista, trasnochada y anodina.
Me aburres, me saturas, me fatigas y prefiero ir a bailar.
.