3.4.08

01

Cuanto más brilla el sol, más obvio parece que los demás lo están utilizando más y mejor en alguna otra parte: posiblemente en un gran partido de fútbol al que todo el mundo está invitado menos yo; posiblemente a solas con su amante en un claro rústico junto a una cascada donde pastan las Bambis, o en una gran celebración pública, que probablemente incluye a la reina madre y a uno o más de los tenores del fútbol, para conmemorar el exquisito verano del que no estoy sacando provecho. Quizás haya que echarle la culpa a nuestro pasado climático. Quizás todavía no tenemos la mentalidad adecuada para saber vivir con sol y sin nubes. Un clima que para nosotros no es más que un extraño incidente. El instinto de dejarse llevar por el pánico, salir corriendo de la oficina, quitarse la mayor parte de la ropa y tumbarse jadeando en la salida de incendios, cuando el sol asoma la nariz es todavía demasiado fuerte.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola :)
(L)